lunes, 17 de noviembre de 2008

WALT WHITMAN

(West Hills, EE UU, 1819 - Camden, id., 1892) Poeta estadounidense. Hijo de madre holandesa y padre británico, fue el segundo de los nueve vástagos de una familia con escasos recursos económicos. Pasó sólo ocasionalmente por la escuela y pronto tuvo que empezar a trabajar, primero, y a pesar de su escasa formación académica, como maestro itinerante, y más tarde en una imprenta.


Allí se despertó su afición por el periodismo, interés que le llevó a trabajar en varios diarios y revistas neoyorquinos. Nombrado director del Brooklyn Eagle en 1846, permaneció en el cargo sólo dos años debido a su disconformidad con la línea abiertamente proesclavista defendida por el periódico. Su afición por la ópera (género que influyó enormemente en su obra poética) le permitió coincidir en una noche de estreno con un dirigente del periódico de Nueva Orleans Crescent, quien lo convenció para que dejara Nueva York y aceptase una oferta para trabajar en el diario.


Durante el viaje hacia al Sur, que emprendió en 1848, tuvo la oportunidad de contemplar una realidad, la de provincias, para él totalmente desconocida y que, en definitiva, sería decisiva para su carrera futura. Por todo este conjunto de experiencias, cuando regresó a Nueva York, unos meses después, abandonó el periodismo y se entregó por completo a la escritura.

EL HALCON MONTEADO CALA SOBRE MI

el halcón monteado cala sobre mi,
y me acusa lamentosamente
por mi charla y mi pereza.

yo también soy indomable,
yo también soy intraducible.
sobre los techos del mundo,
resuena mi bárbaro graznido.

el último celaje del dia,
se detiene a esperar´por mi,
lanzo mi figura, tras las otras,
reposando verdaderamente en cualquier
sombra silvestre.
me insta engatusándome hacia la bruma,
y hacia la oscuridad.

me alejo con el aire,
sacudo mi bucle blanco en el sol fugitivo.
vierto mi carne en remolinos,
y la dejo arrastrada por la mueca del encaje.
me entrego, a mi mismo, al barro,
para brotar en la hierba que amo.
si me necesitas
búscame en la suela de tus botas

apenas sabras quien soy,
y lo que quiero decir
no obstante soy tu buena salud,
y filtrare con filamentos tu sangre.

no defallezcas no si no me encuentras pronto..
si no estoy en un lugar buscame en otro.
en algún lugra te estare esperando.

CUANDO ESCUCHE EL DOCTO ASTRONOMO

cuando escucho el docto astronomo,
cuando me presentaron en columnas
las pruebas y guarismos,
cuando me mostraron las tablas y diagramas
para medir, sumar y dividir,
cuando escuche el astronomo discurrir
con gran aplauso de la sala ,
que pronto me senti inexplicablemente hastiado,
hasra que me escabuyi de mi asiento y
me fui a caminar solo,
en el humedo y mistico aire nocturno,
mirando de rato en rato,
el silencio perfecto a las estrellas.

CIÑETE A MI

Ciñete a mi, noche de seno desnudo, ciñete a mi

noche ardiente y nutrida

noche de vientos del sur, noche de greandes y pocos luceros,
tu, que en la paz cabeceas, loca, desnuda de noche de estío.

voluptuosa sonríe, ¡oh, tierra de fresco aliento!
Tierra de árboles adormilados y liquidos,
tierra donde derrama cristales el plenilunio azulado,
tierra con manchas de luz y de sombras en las aguas del río,
tierra de limpido gris y de nubes que para mi son mas vivas y claras,
tierra de anchuroso, tierra ataviada con flor de manzano
sonríe ya, que tu amante se acerca.

HE OIDO LO QUE DICEN LOS CHARLATANES

He oído lo que decían los charlatanes sobre el principio y el fin, Pero yo no hablo del principio y del fin.
Jamás hubo otro principio que el de ahora, ni más juventud o vejez que las de ahora, Y nunca habrá otra perfección que la de ahora, Ni más cielo o infierno que éstos de ahora.
Instinto, instinto, instinto. Siempre el instinto procreando el mundo. Surgen de la sombra los iguales, opuestos y complementarios, siempre sustancia y crecimiento, siempre sexo, Siempre una red de identidades, siempre distinciones, siempre la vida fecundada. De nada vale trabajar con primor; cultos e ignorantes lo saben.
Seguro como lo más seguro, enclavado con plomo en las columnas, abrazado al poste firme, Fuerte como un caballo, afectuoso, soberbio, ecléctico, Yo y este misterio aquí estamos frente a frente.
Limpia y tierna es mi alma, y limpio y tierno es todo lo que no es mi alma, Si falta uno de los dos, ambos faltan, y lo visible es prueba de lo invisible, Hasta que se vuelva invisible y haya de ser probado a su vez.
Cada época ha humillado a las otras enseñando lo mejor y desechando lo peor, Y yo, como conozco la perfecta justeza y la eterna constancia de las cosas, No discuto, me callo, y me voy a bañarme para admirar mi cuerpo.
Hermoso es cada uno de mis órganos y de mis atributos, y los de todo hombre bello y sano, Ni una pulgada de mi cuerpo es despreciable, y ni una debe ser menos conocida que las otras.
Me siento satisfecho: miro, bailo, río, canto; Cuando mi amante compañero de lecho, que ha dormido abrazado a mí toda la noche, se va con paso quedo al despuntar el alba, Dejándome cestas cubiertas con lienzos blancos que llenan con su abundancia mi casa,
Yo las acepto con naturalidad, ¿pues habría de tasarlas hasta el último céntimo para conocer exactamente el valor de su regalo?